Elogio y refutación del ingenio de José Antonio Marina

*José Antonio Marina debería ser lectura obligada para jóvenes y adultos. Cuando leemos a Marina nos damos cuenta que esos son los libros que deberían ser catalogados como libros de ayuda personal

Rodolfo Mendoza

De la inteligencia, como del amor, los pensadores y los poetas han dedicado libros, reflexiones, polémicas, encuentros y desencuentros. El hombre se vuelve un ser radical cuando ama o cuando piensa. La conjunción de estas dos es mortal: rompe familias, destruye naciones, el hijo mata al padre y nadie sale incólume.

José Antonio Marina es de los pocos pensadores que se ha ocupado tanto del amor como de la inteligencia. En Teoría de la inteligencia creadora Marina abordaba aquella inteligencia que tenía que ver con las artes y la creación. En El laberinto sentimental el filósofo español trataba de desentrañar ese delgado y rojo hilo que nos conduce a través del laberinto amoroso. En el Diccionario de los sentimiento (en colaboración con Marisa López Penas) Marina ordena, clasifica y describe al ser sentimental. En fin, que todos los libros de Marina, los citados y Ética para náufragos, El misterio de la voluntad perdida, La selva del lenguaje, Crónicas de la ultramodernidad, La lucha por la dignidad, y todos los demás que han alcanzado premios y ventas varias, son, en lengua española, libros únicos en tema y tratamiento.

José Antonio Marina debería ser lectura obligada para jóvenes y adultos. Cuando leemos a Marina nos damos cuenta que esos son los libros que deberían ser catalogados como libros de ayuda personal, siempre y cuando nos olvidemos de aquellos textos deleznables que inundan el mercado. En el caso de la obra de Marina es una obra que, dicho sea con la mayor certeza, nos ayuda a comprender muchas cosas de nosotros mismos y de los otros.

Marina se ha dedicado a tratar de vislumbrar la evolución e involución del hombre. Sus ejemplos son tantos antiguos como contemporáneos. Quienes hayan leído la obra de este imprescindible filósofo sabrán que su obra toda es un corpus, una obra general que arma el laberinto de los sentimiento y la inteligencia. Marina es nuestro Ariadna en el laberinto. Él ha logrado que podamos comprender mucho sobre el hombre contemporáneo.

Habrá que apuntar que José Antonio Marina no sólo se basa en los pensadores de otros tiempos y otras culturas, sus bases son también en la ciencia, tanto en la biología, como en la etnología, en la sociología y en la psicología. Es este un autor ecléctico que hecha mano de todas las ciencias a su alcance para ofrecernos un prisma con todos sus ángulos.

En Elogio y refutación del ingenio, obra ganadora del XX Premio Anagrama de Ensayo, José Antonio Marina se ocupa de otro renglón de la inteligencia: el ingenio. Esa parte de la inteligencia que saca chispas, que sorprende, desconcierta, logra vueltas y llega a un punto pocas veces visitado. El ingenio es el hermano travieso de la inteligencia, Marina lo clasifica en algunos capítulos del libro: “¿Cómo juega la inteligencia?” y “¿De qué nos libera el ingenio?”; aunque no sólo lo clasifica, sino que lo detalla, lo analiza y él mismo hace alarde de un ingenio ácido y agudo del que pocas veces se le nota a algún filósofo.

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